Directo en Instagram. Lunes, 8 de febrero. 12:00
Exhibit of the Month
Sala 30. Vitrina 30.5
En el último tercio del siglo XVIII los aristocráticos salones españoles conocieron el triunfo incontestable de la moda francesa, entre otras artes, en la danza. El maître à danser fue una figura solicitada por una nobleza un tanto snob, pues saber los pasos de minuetos y contradanzas se consideró signo de distinción entre la alta sociedad. Los bailes castizos (fandangos, seguidillas y boleros) fueron los preferidos del pueblo, y se resistieron a desaparecer también en el ámbito galante. Estas dos figuras de cerámica de Alcora, que representan a danzantes con influencias en la indumentaria del majismo, también fueron imitación de producciones francesas.