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Sepulcro de Doña Constanza de Castilla. Dimensión social de la muerte

Sepulcro de Doña Constanza Pulse para ampliar Sepulcro de Doña Constanza de Castilla. Sala 27

Edad Media: Reinos Cristianos (s. VIII-XV)

Durante la Edad Media, se consideraba la muerte como un paso hacia una nueva vida definitiva. El enterramiento en el interior de las iglesias fue privilegio de la nobleza y altas dignidades, aunque la ubicación y riqueza decorativa de las tumbas reflejaron los diferentes estatus de los allí enterrados. Los sepulcros regios, exentos y monumentales, se decoraron con esculturas funerarias. En otros casos, la tumba se señalaba con lápidas, sarcófagos de distinto tamaño o pinturas en arcosolios o adosadas a la pared. Fuera de las iglesias, junto a sus muros o en los cementerios, el resto de la población urbana y rural se enterró en sencillas fosas.

Doña Constanza fue nieta del rey Pedro I y priora del monasterio madrileño de Santo Domingo el Real hasta su muerte, en 1478, y fue enterrada en este sepulcro de alabastro, ejemplo notable del arte funerario hispano-flamenco, situado en el coro de la iglesia. La figura está vestida con hábito y capa blancos y lleva en las manos un rosario y un libro. Las figuras de las cuatro virtudes subrayan su altura moral y su ideal de perfección como religiosa. El escudo de armas sostenido por dos ángeles exalta su pertenencia al linaje de los Castilla, como era habitual en los sepulcros nobiliarios de la época, aunque en este caso la exaltación tiene un carácter reivindicativo. El mismo que tuvo el traslado de los restos de su padre y abuelo al monasterio con la intención de darles el enterramiento que merecían y que no habían tenido. En el caso de Pedro I, por prohibición expresa de su fratricida hermano, Enrique de Trastámara.

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