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Lauda de los Marqueses de las Navas. Amor más allá de la muerte

Lauda de los Marqueses de las Navas Pulse para ampliar Lauda de los Marqueses de las Navas. Sala 28

Edad Moderna (s. XVI-XIX)

En el Renacimiento, como en la Edad Media, fueron recuentes los enterramientos en el interior de las iglesias, en las que las lápidas y sepulcros más o menos elaborados indicaban el estatus social, la riqueza y la posición del difunto. La lápida sepulcral, situada en el suelo, cubría cubre el espacio de enterramiento y, en ella, se solía representar al difunto más o menos de tamaño natural, de forma que se pueda observar como si el féretro estuviera abierto y fuera posible contemplar su cuerpo en el ataúd.

Esta lauda sepulcral, posterior a 1563, pertenece a Don Pedro Dávila y Zúñiga y Doña María Enríquez de Córdoba, primeros Marqueses de Las Navas, y procede del convento de Santo Domingo y San Pablo, en Las Navas del Marqués (Ávila). Originalmente, la lauda estaba situada en un lugar privilegiado del templo, como correspondía al importante rango social de la pareja, bajo el altar mayor de la iglesia conventual.

Ambos aparecen representados en un entorno arquitectónico y vestidos con lujo: él, con armadura y ella, con falda y saya ajustadas mediante un ceñidor. Entre ellos, se encuentra su escudo heráldico. En la parte inferior, una inscripción en la que se menciona la causa de la muerte de Doña María, cáncer de mama. Pero lo más destacado es la forma en que ambos se cogen las manos, en un gesto que muestra el cariño y la unión de esta pareja y que representaría el triunfo del amor por encima de la muerte.

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