El denominado “Tesoro de Aliseda”, por la localidad cacereña en la que se encontró, está fechado en el siglo VII a.C. y apareció en un túmulo donde se enterraron, al menos, dos miembros de la aristocracia, un hombre y una mujer, con sus respectivas joyas. Fue elaborado por artesanos tartésicos que habían aprendido de los orfebres fenicios las técnicas de soldadura, granulado y filigrana.
Con estas técnicas hicieron joyas compuestas por varios elementos, a veces articulados, como es el caso del cinturón. También, y al igual que éste, algunas de ellas, como la diadema, el brazalete o las arracadas muestran una decoración abigarrada con motivos vegetales y animales de influencia oriental. Pero tan sólo el cinturón se decora con el dios-héroe fenicio Melkart luchando contra un león, entre un friso de palmetas y grifos alados y sobre un fondo granulado.
Al igual que el resto de las joyas, y a juzgar por las huellas de uso, debió de ser utilizado antes de ser enterrado en la tumba con su poseedor, posiblemente un aristócrata de elevada posición social, que lo exhibió como símbolo de poder y prestigio. Las joyas con las que se enterró la mujer permiten suponer que también ella pertenecía a la élite local.