Esta estela funeraria de la localidad burgalesa de Lara de los Infantes del siglo II d.C. está dedicada por el romano Bebio Cándido a su sierva Optatila Festa, de origen indígena, que murió a los 27 años de edad. Sobre la inscripción, se representa una escena con una mujer sentada frente a una mesa con ofrendas y que porta en la mano un objeto que parece un espejo. La estela se interpreta como el reconocimiento del patrón a una de sus trabajadoras.
En la sociedad romana, los siervos, esclavos, libertos y clientes formaban parte de la familia, junto al paterfamilias, su esposa y sus hijos y nietos. El derecho civil romano reconoce al hombre la potestad sobre los restantes miembros de la familia, incluida la esposa. De la mujer, ofrece una imagen ideal como matrona, modelo de honestidad y pudor, pero cuya libertad de actuación era muy limitada. Sin embargo, a partir del siglo I a.C., se inicia un lento proceso de emancipación de las mujeres patricias, lo que provocó una reacción misógina contra ellas por parte de numerosos autores, como Tito Livio o Juvenal.