Esta fíbula forma parte del ajuar funerario de la tumba de una mujer visigoda de Turuñuelo (Medellín, Badajoz). Esta mujer, fallecida a finales del siglo VI, debió de pertenecer a una clase social elevada. Los trabajadores de la finca donde se encontró la tumba bautizaron su contenido como “el ajuar de la reina” por su riqueza: hilos, anillo con inscripción, pendientes, apliques… todo de oro.
Sobresale una fíbula que representa la Adoración de los Reyes Magos con una inscripción en griego que pide a la Virgen María protección para su portadora. Esta pieza parece tener origen bizantino e indica la existencia de relaciones comerciales entre el Mediterráneo oriental y la península ibérica en esta época. Tenemos noticias incluso de mujeres viajeras, como es el caso de la religiosa Egeria, que peregrinó a Tierra Santa desde Hispania en el siglo IV, tal y como conocemos por el libro que escribió a su vuelta.
Estas mujeres desafiaron la norma patriarcal que las prefería sedentarias y en el hogar. Egeria viajó por curiosidad y se apropió de espacios simbólicos masculinos. No sabemos si es el caso de la portadora de esta fíbula, que adquirió un objeto excepcional procedente de lejanas tierras con el que decidió ser enterrada.