Continuidad e innovación: Capitel de Abd al-Rahman II (792-852)

Hallado en 1897 en la Casa Solariega del Gran Capitán de Córdoba, en cuyo patio columnado había sido reutilizado, este capitel constituye un ejemplo clave de cómo durante los siglos medievales convivieron dinámicas de continuidad e innovación.

Durante el Emirato, sobre las bases heredadas de hispanorromanos y visigodos, se inició un proceso de orientalización, acelerado con Abd al-Rahman II. Desde la corte abasí, epicentro del poder islámico, llegaron a Córdoba letrados, poetas, filósofos y cantantes, como el famoso Ziryab (789-857). Y desde Córdoba, auspiciadas por el propio emir, fueron enviadas a la corte abasí misiones para la copia de manuscritos y la transmisión del saber. Las nuevas influencias tuvieron impactos decisivos en la organización del Estado, la etiqueta cortesana y la cultura.

Las pervivencias clásicas afloran en el capitel junto a elementos foráneos, haciendo patentes los tanteos y experimentaciones del periodo emiral. En uno de sus frentes, junto a la fila de hojas de acanto y las volutas vegetales tan cercanos a modelos corintios, aparece una inscripción laudatoria en árabe que lo inserta en la tradición abasí de capiteles epigráficos conmemorativos. No solo obedece a intereses estéticos, sino que constituye un eje fundamental de los programas arquitectónicos y propagandísticos.

Ante la realidad de que el capitel llegó al museo descontextualizado, hallado en un edificio renacentista, despojado de referencias sobre su uso original y con pérdidas parciales en la inscripción, los investigadores se decantan por atribuirlo a un taller emiral próximo a la tradición clásica, realizado a mediados del siglo IX, y dedicado a una de las construcciones impulsadas por Abd al-Rahman II como instrumento de visibilización y reafirmación de su poder.

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