Contenido digital en redes (2-7 de noviembre). Disponible en la web el lunes, 8 de noviembre
Événement
Actividad digital
Los recipientes cerámicos de la antigua Nubia son un fiel reflejo de la gran biodiversidad que abundaba en este extenso territorio, a pesar del enorme desierto que lo cubría. Muchos motivos de animales y plantas, de clara influencia egipcia, helenística-romana y cristiana, tuvieron un carácter sagrado en relación con el mundo religioso-funerario.
En las redes sociales del MAN se mostrará un repertorio de esta rica decoración pictórica a lo largo de la semana del 2 al 7 de noviembre. Así mismo, los contenidos ampliados estarán disponibles en esta web a partir del lunes, 8 de noviembre para ser consultados por el público interesado.
Organiza: Departamento de Antigüedades Egipcias y del Oriente Próximo
El antiguo país de Nubia nb (país del oro), situado al sur de Egipto y al norte del Sudán, ocupaba dos áreas muy diferencias entre sí. Por un lado, una estrecha zona de tierra cultivable que va desde Assuán hasta Jartum, incluyendo la sexta catarata del río Nilo, un área muy rocosa y con abundantes rápidos que marcan cambios geológicos abruptos; y por otro lado, una extensa área de desiertos, con una climatología muy extrema, y una escasez de población. Conocido también como “el corredor de África” tuvo un papel crucial en el comercio internacional, ya que a través de este país se canalizaban los recursos de África tropical hacia el norte, los países mediterráneos y el oeste de Asia. Fue siempre un territorio rico en metales y minerales, piedras preciosas y semipreciosas, así como materias primas en especial maderas nobles, sobre todo ébano, y resinas, lo que atrajo la atención de Egipto desde época muy temprana, que no dudó en ocuparlo durante un largo periodo de tiempo con el fin explotar sus innumerables riquezas. Pero también fue reconocido por su enorme y variada biodiversidad cuyo testimonio queda reflejado en numerosos aspectos de sus manifestaciones religiosas, culturales y artísticas. Un ejemplo de ello lo tenemos en la rica decoración pictórica y en menor medida en relieve, de muchos de sus recipientes cerámicos, que evidencian además, que la alfarería fue un importante medio de expresión artística.
El Museo Arqueológico Nacional tiene en sus fondos una relevante colección de estos objetos, fechados entre el 400 a.C. y época cristiana, de los que exponemos en esta XXI Semana de la Ciencia y la Innovación una pequeña muestra con imágenes de animales, plantas, e incluso figuras humanas pintadas en color ocre, anaranjado, rojizo y vinoso oscuro, que cubren toda la superficie de las piezas.
La gran mayoría de estos objetos, de manera especial vasos, cubiletes, vasijas, cuencos, y jarras están decorados con figuras de animales salvajes que vivían tanto en el desierto como a orillas del río Nilo. Entre ellos predominan los cocodrilos, serpientes sinuosas, hipopótamos, escorpiones, leones y leopardos, todos ellos extremadamente peligrosos para los habitantes de Nubia por sus mordeduras y veneno, pero también, y en muchos casos, valiosos por sus pieles y colmillos de marfil. Estos materiales, exóticos para muchos países y de una excelente calidad, pronto formaron parte de transacciones comerciales, regalos, tributos y saqueos.
Pero también existían otros animales considerados no peligrosos por los nubios que les sirvieron como alimento, resaltando los peces, ranas, gacelas, ciervos, jirafas, pájaros, caballos, avestruces, y bóvidos, siendo estos últimos un fiel reflejo del proceso de domesticación de los animales en estrecha relación con la sedentarización de la población. De hecho, no es extraño encontrar escenas de individuos masculinos conduciendo un rebaño con la ayuda de bastones. Del mismo modo, muchos de estos animales llegaron a tener un valor simbólico en el mundo religioso-funerario, y así el león representaba al dios Apedemak, el cocodrilo a Sobek, mientras que la rana estaba unida a la Creación, Renacimiento y Regeneración, puesto que era el primer animal que resurgían de las aguas del Nilo tras finalizar su crecida e iniciar el descenso de éstas.
Al igual que ocurre con las representaciones de animales, las especies vegetales, muchas de ellas con flores y frutos, están profusamente representadas en los recipientes cerámicos nubios, bien sea de forma realista, estilizada o abstracta, casi siempre a modo de una sucesión de imágenes alusivas a una misma planta, y predominando el color rojizo, vinoso oscuro y anaranjado. Entre todas ellas hay que resaltar la flor de loto del Nilo, nombre común de la planta herbácea acuática Nymphaea caerulea, de hojas grandes, tallos que pueden llegar a alcanzar los 20 m de altura y flores de tonalidad azulada, de un olor agradable, y de unos 25 cm de diámetro. Sus frutos, bastante complejos, están formados por un receptáculo de pequeñas núculas que se asemejan a los ojos. Simbolizaba el Renacimiento puesto que emergía resplandeciente todas las mañanas de las profundas aguas del Nilo tras hundirse al anochecer.
También es bastante frecuente la imagen del sorgo o Sorghum, un cereal cuyo cultivo en Nubia se documenta desde el 8.000 a.C., principalmente en las llanuras arcillosas donde el agua es abundante y el suelo más fértil. En ocasiones solo representan el fruto de esta gramínea, es decir, la parte comestible, y sus diferentes tonalidades rojizas están en consonancia con el verdadero color de la espiga fructificada del sorgo. Hoy en día sigue siendo uno de los alimentos más básicos de la población. Y del mismo modo, los artistas también solían representar la vid o Vitis vinifera, un arbusto trepador de tronco leñoso y retorcido, llamado cepa, cuyo fruto, la uva, fue utilizada desde la antigüedad como alimento o para la elaboración de vino, muy apreciado por su sabor y su alto contenido en alcohol.
La presencia de tallos más o menos ondulados, hojas lanceoladas o trilobulares, y frutos, en ocasiones de difícil identificación, complementan el repertorio de motivos vegetales en la cerámica nubia.