Domingos de junio. Punto de encuentro, 11:30. Previa recogida de entrada gratuita en taquilla desde una hora antes del inicio. Aforo: 24 plazas
Pièce du mois
Sala 18. Vitrina 6
La agricultura desempeñó un papel clave en la integración de Hispania dentro de las dinámicas económicas y sociales del Imperio romano. Este friso, datado entre los siglos I y II d.C., constituye uno de los escasos testimonios materiales de esta actividad en la península ibérica. Representa a un labrador guiando una yunta de bueyes que arrastran un aratrum (arado romano) sobre un campo.
En Roma, la forma más antigua de arrendamiento fue la rústica, un acuerdo consensuado entre el propietario de la tierra (dominus fundi) y el colono (colonus). Este último, un hombre libre, cultivaba el campo ajeno para su subsistencia a cambio de pagar una renta el tiempo que durase el arriendo. La tenencia de tierras fue siempre objeto de tributo, aunque los modelos que intervinieron este patrimonio fueron evolucionando.
Este relieve subraya la importancia de la agricultura en periodo romano, particularmente en la ciudad ibero-romana de Cástulo (Linares, Jaén), de donde procede. Junto con otros relieves funerarios, ingresó en la colección del Museo Arqueológico Nacional hacia 1889. Esta pieza no solo refleja las labores agrícolas, sino también las transformaciones derivadas de la intervención romana en el paisaje rural, marcando diferencias respecto a prácticas culturales anteriores.