Domingos de Septiembre, 11:30.
Pièce du mois
Segunda planta, Sala 27
El peine para ordenar el cabello fue también un atributo iconográfico femenino que remitía a la lujuria implícita en el cuidado personal excesivo, pero los peines litúrgicos tuvieron otro sentido. Simbolizaron la purificación y no la lujuria, el respeto y no la provocación. El oficiante, al limpiar su cabello con el peine, limpiaba también su alma. Ingresó en el Museo procedente del Museo de Medallas y Antigüedades de la Biblioteca Nacional.