Las postales del viaje formaban parte de un conjunto más amplio con temática muy diversa y meticulosamente ordenadas por procedencias geográficas, numeradas, fechadas y anotadas. Aunque Emilio Camps no debió permanecer ajeno a la moda del coleccionismo de postales del primer tercio del siglo XX, tanto esta documentación como otros fondos gráficos del autor debieron tener una finalidad de estudio y didáctica, teniendo en cuenta las limitadas posibilidades para obtener material gráfico con tales fines en los años en los que el autor debió formar su colección, aproximadamente entre 1930 y 1950.
Se trata de una numerosa serie de 1.250 postales, la mayoría en blanco y negro y solamente 28 en color, ya que el procedimiento de la cromolitografía aún hacia 1930 era bastante exclusivo. La variedad temática y geográfica de las postales comerciales ‒la mayor parte de la colección‒ permite tener un abanico muy completo de conocidos fotógrafos y/o casas fotográficas, así como de importantes editores y casas gráficas europeas del periodo de entreguerras. Por el contrario, otra parte de las postales son el resultado de una fotografía del autor, positivada en formato postal, procedimiento bastante frecuente en la época. Algunas se encuentran franqueadas y circuladas, siendo posteriormente incorporadas a la colección. En conjunto su datación está en torno a 1930, aunque existen imágenes utilizadas en algunas postales comerciales que podrían datarse hacia 1900-1920.
La temática es muy variada. Sin embargo, se pueden agrupan en vistas de ciudades, monumentos y yacimientos, detalles de elementos arquitectónicos, objetos de arte y arqueología de distintos museos de cuatro países: la gran mayoría de Italia y Francia y un número reducido de Suiza y España. En definitiva, se manifiestan como una fuente documental única y selecta, de las que se extrae una interesante información artística, urbanística, museográfica e incluso social y etnográfica.