La historia del Oriente Próximo antiguo ha sido una de las de mayor extensión temporal, desarrollada a través de espacios geográficos grandes y diversos. Nos encontramos ante una dilatada cronología histórica de unos once mil años - desde el 11.000 a.C. al 632 d.C.-, y a la inmensidad geográfica de casi nueve millones de kilómetros cuadrados. La historia del antiguo Oriente es el relato de la vida y de los hechos de los seres humanos en el amplio marco que va desde el Egeo al Valle del Indo, y desde Asia Central y el Cáucaso hasta el extremo meridional de la Península de Arabia.
En el llamado "Creciente Fértil" nacieron la agricultura, la ganadería y las primeras aldeas y, en torno a 3500 a.C., se desarrolló en Mesopotamia la primera cultura urbana y el Estado. Sumerios, acadios, babilonios, arameos, fenicios, persas, aqueménidas y sargónidas participaron en la historia porque todo Oriente fue un mismo mundo.
Los antiguos egipcios denominaron a su país "El Negro y el Rojo". El Negro definía el fértil valle que se extiende a ambas orillas del Nilo, mientras que El Rojo designaba a los dos desiertos - el líbico y el arábigo- que se hallan a ambos lados. En la antigüedad el país estuvo dividido en el Alto (el sur) y en el Bajo (el norte) Egipto y el Faraón fue denominado el "Señor de las dos tierras", haciendo alusión a esta división del país. El sacerdote egipcio Manetón reagrupó a los faraones en Dinastías, numerándolas de la una a la treinta (desde el 3.000 hasta el 342 a.C.).
En Nubia, región situada al sur de Egipto en el actual Sudán, se desarrollaron una serie de culturas autóctonas que establecieron contactos con sus vecinos egipcios. Nubia fue siempre un cruce de caminos entre el Egipto faraónico y el África negra y el río Nilo la vía de penetración hacia el sur.