La Prehistoria es el primer período de desarrollo de la humanidad, que se extiende desde la aparición del ser humano, que en la Península Ibérica se documenta hace 1.200.000 años (Homo antecessor), hasta las primeras culturas que desarrollaron la escritura (primer milenio a.C.).
Abarca pues un período larguísimo y un complejo elenco de manifestaciones culturales, cuyo conocimiento sólo puede abordarse a través de la arqueología, mediante el estudio de los restos materiales vinculados al hombre prehistórico, y, por tanto, en continua revisión con cada nuevo descubrimiento.
En el lento y apasionante camino de su evolución, el ser humano pasa de ser una especie más en la naturaleza, conviviendo con otras, animales y vegetales, algunas de ellas hoy extintas, a convertirse paulatinamente en el elemento dominante, primero como cazador-recolector, después como agricultor y ganadero, y finalmente mediante el desarrollo de actividades más complejas que, como la minería, comienzan a alterar decisivamente su ecosistema.
Paralelamente asistimos a la constante evolución y expansión de su pensamiento, en cada etapa más abstracto y complejo, y con ello a la aparición del arte, de las creencias en lo sobrenatural, de complejas construcciones sociales y funerarias, y finalmente a la creciente diferenciación de algunos individuos en el seno de la comunidad.