OroSalto de línea Acuñado en Tarraco (Tarragona)Salto de línea 69 d.C.
Además de ser una de las escasas emisiones de oro acuñadas en la Península Ibérica en la Antigüedad, este áureo de Vespasiano es una de esas piezas que visibilizan el peso de Hispania en momentos cruciales de la historia romana. En concreto, la guerra civil de 68-69 d.C., en la que jugó un relevante papel y que, en el plano local, tuvo como importante consecuencia la extensión del derecho latino a todas las ciudades hispanas.
A la muerte de Nerón, en junio de 68, se desató, durante año y medio, una serie de enfrentamientos bélicos por la sucesión entre cuatro personajes, Galba, Otón, Vitelio y Vespasiano, apoyados, en principio, en las provincias bajo su gobierno. De hecho, el año 69 fue conocido como “el año de los cuatro emperadores”. El reconocimiento de Vespasiano por el Senado, a finales de diciembre, instauró la nueva dinastía flavia.
Dos de estos efímeros emperadores estuvieron directamente relacionados con Hispania: Galba, gobernador de la provincia Tarraconense, y Otón, de Lusitania. Sin embargo, Hispania se decantó a finales del 69 por el que acabaría resultando vencedor, Vespasiano. Durante la guerra, la ceca de Tarraco acuñó algunas series anónimas y a nombre de Galba y Vitelio para cubrir las necesidades militares, y continuó activa en los primeros meses del gobierno de Vespasiano, hasta su cierre en algún momento del 70.
A este corto período pertenece este áureo, que destaca no sólo por su rareza sino por su técnica e iconografía: un retrato de Vespasiano completamente alejado del realismo de las acuñaciones de Roma, una tradición epigráfica particular en la leyenda y, sobre todo, la personificación de Hispania, representada como una mujer con atuendo guerrero, armada con escudo y lanzas y ofreciendo un par de espigas, una representación que aúna los conceptos de territorio, poder militar y contribución al bienestar del Imperio.