Esta caja cilíndrica es uno de los más bellos ejemplos del trabajo de marfil realizado por los artesanos andalusíes en el taller palatino de Madinat al-Zahra (Córdoba) en la segunda mitad del siglo X. Por la inscripción tallada en elegante letra cúfica en el borde de su tapa, sabemos que fue un regalo mandado elaborar por el califa al-Hakam II para su favorita Subh, bajo la supervisión de un alto funcionario, Durri el Chico. Subh, vascona de nacimiento, fue una de las mujeres más influyentes de la Córdoba omeya y la madre del futuro califa Hisam II.
La decoración de árboles, palmas, tallos, hojas, brotes y flores estilizadas, entre los cuales se tallan pavones, palomas y cervatillos afrontados, recrean los jardines palatinos y es, por tanto, un tema adecuado a la persona a la que estaba destinada esta pieza. Los botes como éste eran objetos exóticos y exclusivos reservados a la familia califal y los altos funcionarios del Estado y se destinaban a contener alhajas y perfumes. Fue tal el aprecio que despertaron entre los cristianos que los reutilizaron para contener reliquias en monasterios o catedrales.