Recipientes cerámicos como éste, sirvieron para mezclar vino y agua en las fiestas y banquetes de la antigua Grecia. Su superficie ilustrada nos relata un mito. Tetis, la más guapa de las nereidas, fue objeto de deseo del mismísimo Zeus. Pero fue Peleo, un mortal, quien pudo raptar a la bella diosa del mar. Entre el oleaje y la espuma, la abraza con fuerza. Ella forcejea, pero sus hermosos pies no la sostienen. Su vestido de agua resbala entre los brazos de Peleo, mientras su cuerpo se retuerce como serpiente marina. Pero nada puede Tetis contra él.
Entonces se anuncian las alegres bodas. Una paloma y Eros, dios del amor, traen para la novia cintas nupciales. Pulpos, delfines, calamares, hipocampos y dragones marinos, ayudan a las hermanas nereidas a preparar el ritual. Transportado por dos delfines y una nereida, Peleo -triunfante- se lleva por fin a la novia.
Así nos cuenta el pintor el rapto y la boda de Tetis en esta cerámica del siglo IV a.C.. Está considerada una obra maestra por su trazo ágil e inquieto y por la imaginación del relato.