Este conjunto de omóplatos decorados fue hallado durante unas excavaciones arqueológicas en el nivel magdaleniense de la cueva de El Castillo (Puente Viesgo, Cantabria). Está considerado como una de las muestras más excepcionales del llamado arte mueble del Paleolítico en Europa, cuyo artífice fue Homo sapiens, un ser humano como nosotros.
En cada uno de los omoplatos hay grabadas una o varias figuras superpuestas. La mayor parte de ellas son representaciones naturalistas de ciervas, ejecutadas con ciertos convencionalismos gráficos, como la tendencia hacia formas rectangulares y triangulares, la desproporción existente entre la cabeza y el cuerpo de los animales, la tipificación de sus posturas y la repetición de determinados elementos, como las orejas o el contorno de la cabeza, en un posible intento de expresar perspectiva. Estas características sugieren un estilo codificado para representar imágenes, desconocido para nosotros hoy en día, y unos individuos especializados en la tarea.