Estas figurillas de bronce, realizadas entre el siglo V y el I a.C., con elocuentes posturas rituales representan a mujeres de la cultura ibérica. Son exvotos que los iberos fueron depositando a lo largo del tiempo en los santuarios como ofrenda a sus dioses. Las mujeres representadas son damas de la aristocracia, y gracias a estos exvotos sabemos cómo vestían. Por lo general, llevaban una túnica ceñida por un cinturón y se envolvían en largos mantos o velos. Algunas portaban altos y variados tocados y otros elementos de adorno de gran vistosidad, sobre todo piezas de joyería, solo accesibles a las clases pudientes.
Algo similar sucedía con la lana y el lino utilizados para confeccionar sus vestidos. Por tanto, la indumentaria constituye, por lo exclusivo de sus materiales y su elegancia, un elemento revelador de estatus y diferenciación social. La postura y los gestos incidían en esta idea de jerarquización de la sociedad ibérica, en la que las mujeres parece que desempeñaron un papel importante, aunque desconocido para nosotros. Quizá estaba en consonancia con el papel del varón, puesto que la proporción de exvotos femeninos hallada es bastante similar a la de exvotos masculinos.