Esta tabica policromada muestra a una aguadora portando un cántaro de doble asa sobre su cabeza. Pertenece a la fastuosa techumbre mudéjar de la catedral de Teruel, de finales del siglo XIII, que ofrece un repertorio inmenso de escenas de vida cotidiana. Otras tablas de la techumbre representan a mujeres sacando agua de un pozo, respondiendo al vínculo femenino con la fuente, el lavadero o el río, tan frecuente en la tradición medieval.
Durante la Edad Media, las mujeres desarrollaron trabajos y ocupaciones muy diversas, tanto en el ámbito familiar como fuera del mismo. El abastecimiento de agua, la regencia y administración de baños públicos, el lavado de la ropa, etcétera, fueron actividades muy feminizadas.
Las prácticas laborales femeninas se remuneraban cuando se realizaban fuera del ámbito familiar, pero no en el caso de desarrollarse en el espacio doméstico. De manera similar, se obraba en los talleres artesanos y mercantiles, donde las mujeres desarrollaron la misma actividad profesional que sus familiares varones, aunque sin recibir por ello ninguna remuneración. Cuando estos desaparecían, ellas regentaron por completo estos negocios.