Esta estatuilla es una de las pocas representaciones sexuales del Calcolítico, ya que muestra el triángulo púbico realizado a partir de una línea punteada. Del realismo de figuras como ésta puede deducirse un mayor interés de sus creadores por el protagonismo del individuo frente a la colectividad y, en este caso, más por los individuos femeninos. No obstante, desconocemos su significado, aunque se consideran producto de un lenguaje simbólico. La principal duda es si representan ídolos o mujeres reales. Antes, se interpretaban como imágenes de diosas, de la Diosa madre, o como alusiones a la fertilidad, modelos que hoy se cuestionan.
En relación con este hecho, no parece casual que las primeras representaciones antropomorfas, las llamadas “Venus” paleolíticas, fueran femeninas y se extendieran por toda Europa, lo que ha llevado a afirmar que la primera autorrepresentación humana fue el cuerpo de una mujer. Su nombre alude tendenciosamente a la sexualidad y fecundidad, características relacionadas con la diosa romana que le da nombre. Quizá estas primeras manifestaciones estén en relación con la capacidad de la mujer para crear vida, o con el propio reconocimiento de la identidad sexual. A partir del Calcolítico, y poco a poco, las figurillas masculinas irán ganando en importancia, quizá como reflejo de cambios que se iban originando en la propia sociedad que las produjo y que resultan desconocidos para nosotros.