Durante el proceso que conocemos como romanización, Roma utilizó determinados medios para ejercer su dominio. En esta Estación se muestran algunos objetos que simbolizan parte de los recursos que propiciaron la creación de un espacio común en el que convivieron diversos pueblos bajo el poder del emperador.
En el Imperio, existió una amplia red viaria, que facilitó las interrelaciones de las provincias con Roma y con ello la implantación del modo de vida romano, como se aprecia en el mapa que abarca Europa, Oriente Próximo y el norte de África, y en el que se señalan algunas de las vías que conectaban las principales ciudades del imperio.
Por otro lado, fue muy importante la existencia de una lengua y una escritura comunes: el latín. El ladrillo expuesto tiene grabados en letra cursiva los primeros versos de la Eneida. Gracias al uso del latín a lo largo de todo el Imperio, estos versos pudieron ser leídos, entendidos y apreciados en todas las provincias romanas, partícipes de una cultura compartida.
El ejército fue otro factor destacado en el proceso de romanización, representado en este caso por un casco de legionario, de diseño muy adecuado para la defensa y protección del cuello, la nuca, las orejas, la cara y la frente. Cascos como éste formaban parte del equipamiento del ejército que controlaba y defendía las fronteras del Imperio y mantenía el orden interno.
Los textos legales, representados aquí por una tabla jurídica de bronce grabada con una inscripción en latín, es son un ejemplo de las numerosas normas jurídicas que rigieron y conformaron el modo de vida romano y que sirvieron como elemento articulador de la vida ciudadana, base de la organización administrativa y social del Imperio.