Esta cúpula de madera tallada, policromada y dorada, es uno de los más brillantes ejemplos de fusión a nivel artístico de las poblaciones que cohabitaban en la península ibérica.
Perteneció probablemente al salón noroeste del desaparecido palacio de Gutierre de Cárdenas (Ca. 1440 -1503), contador mayor de los Reyes Católicos, y su esposa Teresa Enríquez (1450-1529) en la ciudad de Torrijos, levantado a finales del siglo XV. Este palacio respondió a la estética de finales del siglo XV, donde es patente la influencia andalusí en la arquitectura civil. Esta influencia se refleja en el lujo en la ornamentación arquitectónica, pero también habría sido visible en el resto de objetos y elementos arquitectónicos presentes en el palacio, desde suelos cubiertos con alfombras o esteras, cojines para sentarse, hasta zócalos de azulejería, yeserías, y techumbres de carpintería policromadas. Para la realización de estos elementos, se sirvieron de maestros procedentes de al-Ándalus o de la transmisión de técnicas y motivos a artesanos locales. Características son las techumbres de madera o “carpintería de armar”, que alcanzó su máximo esplendor en al-Andalus y se desarrolló en el ámbito cristiano hasta el siglo XVIII.
Mientras el arco del Palacio de los Reyes de León estaba enteramente compuesto de elementos plásticos y textuales de raíz andalusí, en esta cúpula se aprecia una notable yuxtaposición de elementos de distinto origen. Así, las pechinas con mocárabes (Imagen 2), doradas y policromadas, y la ornamentación de la cúpula, distribuida en 12 gallones que parten de una estrella central y cubierta con una labor de lacería dorada y policromada, son propias del mundo andalusí. En cambio, las decoraciones vegetales del tambor de la cúpula y muchas decoraciones polícromas dentro de la lacería son de estilo renacentista, y se combinan con heráldica castellana y motivos como como las conchas de peregrino, alusivas a la Orden de Santiago, a la que perteneció el propietario del palacio.
RECORRIDO